En México, durante los últimos años, las diversas administraciones han hecho repetidos esfuerzos por crear un marco nuevo de educación de calidad, centrado en la globalización y la competitividad, estas reformas se han quedado cortas. Hoy la tecnología nos hace dominados, con juventudes destinadas a la maquila y con escasa oportunidad de trabajar de acuerdo al potencial del individuo.
La importancia de la escuela preescolar reside en la posibilidad de aprender a utilizar el lápiz como instrumento, con el cuál se pueden obtener trazados controlados y de distinto tipo, así como la posibilidad de explorar libros y de asistir a actos de lecturas de otros. (Ejemplo: Escuchar un cuento leído en voz alta). Y hay muchos niños que no han tenido, ni en su casa ni en la escuela la posibilidad de realizar esas experiencias elementales.
Sabemos que el analfabetismo tiene proporciones alarmantes a nivel nacional. Los padres analfabetas o escasamente alfabetizados no pueden proveer a sus hijos las experiencia elementales. Los fracasos escolares iniciales constituyen la otra cara del analfabetismo. Las acciones tendientes a erradicar el analfabetismo tienen, que desarrollarse simultáneamente en dos direcciones: ALFABETIZACIÓN DE ADULTOS Y PREVENCIÓN DE FRACASOS ESCOLARES.
Lo primero que se observa cuando se tiene que leer algo, son la cantidad de dibujos o cuál es el tamaño de letra, lo cierto es que el rendimiento de un país se puede medir con la cantidad de lectores, es por eso que en México se le ha ido imponiendo la conciencia de que los niveles de lectura son inferiores a los que se necesita para el desarrollo cultural.
En comprensión de lectura la situación de México es preocupante. De acuerdo con los resultados de la evaluación el 44% de los estudiantes se desempeñaron menor o igual al nivel 1 .
En matemáticas y ciencias los estudiante alcanzan un promedio de 300 puntos muy lejos de 500 puntos que es el promedio de la OCDE.
Pero la Encuesta nacional de lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dos de cada tres entrevistados dijeron leer lo mismo o menos que antes, a fines del 2005. Sólo el 30% declaró leer más. El 13% dice que jamás ha leído un libro. Y cuando se pregunta a los que no están en ese caso cuál fue el último libro que leyó, la mitad dice que no recuerda. El 40% dice que ahora lee menos. También un 40% dice que nunca ha estado en una librería. Dos años antes, en la Encuesta nacional de prácticas y consumo culturales, también de Conaculta, el 37% dijo que nunca había estado en una librería.
Lo cierto y aunque muchos tomen a broma el hecho de que el libro más leído en México sea el de vaqueros, el encarecimiento de soluciones a dicho problema recae en todos los ámbitos, una sociedad mal informada y con escasez de cultura tiene como resultados los engaños y el manejo, que hasta nuestros días, tienen los medios comunicación sobre los ciudadanos.
Esto va en cadena si los maestros y los padres de familia no impulsan y motivan a leer es muy difícil que alguien obtenga el hábito de la lectura
Pero retos hay muchos (y desde otros niveles), baste con mencionar una cifra. En México por cada 100 personas que ingresan a estudios elementales (como primaria) egresan 18 del nivel superior, de acuerdo con estimaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Uno de los primeros retos es lograr que la población sin estudios concluya su formación. Cuatro de cada 10 personas mayores de 15 años, en México, son analfabetas o no terminaron el nivel de educación básica. Esa situación los pone en desventaja, con ingresos promedios de entre 6 y 8 pesos por hora, de acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Educación Pública.
A nivel mundial, México tiene el lugar 55 en el índice Educación para Todos, que mide el acceso a los servicios educativos.En México, 34 millones de personas están en rezago educativo; 7 millones son analfabetas; 1.4 millones de niños no asisten a la escuela; más de 1 millón 324 mil tienen menos de cuatro años de estudio
No hay comentarios:
Publicar un comentario